Şubat 14, 2022

Mi hija y Yo

ile admin

Mi hija y Yo
Mi hija Yolanda es muy guapa. Muy delgadita y con unas piernas fantasticas, pues cuando utiliza falda se las puedo ver.

Me llamo Carmen y soy una madre de dos preciosas hijas de 28 y 32 años. Mi hija mayor se casó hace un par de años y ahora vive con su marido y un hijo. Mi hija menor se llama Yolanda y todavia vive con nosotros en casa. Tiene novio y supongo que en poco tiempo se casará tambien. Yo tengo por mi parte 56 años.

Mi hija Yolanda es muy guapa. Muy delgadita y con unas piernas fantasticas, pues cuando utiliza falda se las puedo ver. Es muy vergonzosa por eso, y la verdad es que no recuerdo cuando fue la ultima que la vi desnuda. Seguramente cuando todavia iba al colegio y no tendria mas de 11 años, que es cuando ella aprendió a bañarse solita. Cuando tenia 19 años yo misma la convencí para que comenzara a visitar al ginecólogo. Y siempre que va me confiesa que lo pasa muy mal, porque se siente muy avergonzada de que alguien, aunque sea médico, le pueda ver y tocar sus partes más intimas. Yo le digo que es por su bien, y que asi se evitará posibles sustos en el futuro.

Un dia, estabamos las dos solas en casa. Yo me encontraba en el comedor viendo la TV y mi hija en la habitación, cuando salió al comedor con cara de preocupación.

-Mama, quiero hablar contigo de algo que me preocupa…

-Dime hija, ¿qué ocurre?

-Ya sabes que tengo pedida hora para el médico para dentro de dos semanas. Queria que fuera antes, pero la lista de espera era larga. Y la verdad es que tengo un motivo para la visita: Hace unos dias me he encontrado una especie de bulto en el pecho derecho. Y me he asustado mucho. No queria decirte nada, pero esperar tantos dias me esta desesperando mucho.

Escuché con atención lo que Yolanda me decia. Era en verdad algo preocupante. No tenia necesariamente que ser algo malo, pero estaba claro que eso la tenia muy asustada.

-Hija, quizas deberias enseñarmelo, a ver que aspecto tiene.

-Eso habia pensado mama, pero es que me dá tanta vergüenza…

-Soy tu madre, hija mia. Y cuando eras pequeña yo era quien te lavaba y te limpiaba.

-Ya, pero eso era cuando era pequeña, ahora es muy diferente.

-Pues no hay otro remedio, Yolanda. Ahora que me lo has dicho, tengo que ver eso. Sino no voy a estar tranquila.

Mi hija puso cara de resignación. Al fin y al cabo si me lo habia dicho era para que yo hiciera algo. La vergüenza que tenia era muy grande, pero la preocupación que tenia era mayor. Asi que accedió.

-Esta bien mamá. ¿Quieres mirarmelo aquí o en la habitación?

-Aquí mismo esta bien, hija.

Entonces me acordé que alguna vez habian salido algunos granos en la espalda, nada serio, pero que el médico le habia recomendado que no se expusiera mucho al sol, por si acaso. Y si bien no tomaba mucho el sol, si que era cierto que habia ido algunos dias a a la playa en este verano. Se me ocurrió que eso tambien habria que controlarlo.

-Hija, me gustaria mirarte tambien esos granos que tenias en la espalda, ya de paso.

-Vale, mamá, es mejor.

-Seria mejor que te desnudaras del todo, me quedaré más tranquila si te reviso bien todo el cuerpo.

Yolanda me miró asombrada.

-¿Todo, mamá? Que vergüenza…

-Nada de vergüenza. Entre una madre y una hija no puede haber vergüenza. Venga, hija, quitaté la ropa.

Yolanda me miró resignada. Antes de hacer nada, fue hacia la ventana del comedor y corrió las cortinas.

-Es que no quiero que me vea nadie, los vecinos ya sabes- me dijo con una inocente sonrisa en la cara.

Yo me quedé sentada en el mismo sillón, mientras Yolanda se puso al lado del sofa, que estaba a mi derecha, a un par de metros de mi.

-Bueno, mamá. Vamos allá…

Con gesto nervioso, comenzó a desnudarse. Primero se quitó los zapatos. Luego el pantalón, quedando al descubierto esas piernas tan bonitas que mi hija tenia. Luego se desabrochó el sueter. Quedando ya solo con la ropa interior. Tenia un tipo fenomenal. No habia imaginado lo guapa que se habia vuelto mi hija. Se quedó uno segundos de pie, sin hacer nada más.

-Venga hija, que ya falta poco.

Se rió nerviosamente otra vez, y procedió a despojarse del sujetador. Y finalmente, de sus braguitas.

La miré detenidamente. Su cuerpo era muy bo

nito. Ademas de sus piernas largas y bien formadas, tenia una esplendida figura. Sus pechos eran redonditos y bien firmes. Y observé como se depilaba sus parte intimas.

Me levanté y le dije que se sentara conmigo en el sofa. Ambas nos sentamos una al lado de la otra.

-Bueno hija, dime donde tienes ese bulto…

-Aquí, en este lado.

Me señaló su seno derecho. Con lentitud acerqué mis manos a su pecho y se lo cogi. Comencé a palparselo y tocarselo. Sus pechos eran grandecitos, muy parecidos a los mios, aunque yo ya los tenia algo caidos. Ella en cambio conservaba su juventud y sus pechos se erguian orgullosos todavia. Me sentia muy orgullosa de haber tenido una hija tan bien dotada y tan guapa.

-Es un bulto muy pequeñito, Yolanda. Me parece que es un simple quiste.

-¿De verdad, mamá?

-Creo que si. Yo tuve uno igual hace unos años. De todas maneras, hasta que no lo vea el médico no hay que asegurar nada, pero al ser tan pequeño, creo que no es malo.

-Ufff!!!! No sabes lo que me alegra escuchar eso. Ahora al menos me quedo más tranquila.

-Espera, ya te dije que queria examinarte bien. Vamos a ver tu otro pecho.

Le cogi con dulzura se pecho izquiero y repetí la exploración. Con calma palpé su seno izquierdo. No tenia nada.

-Todo esta bien. Ahora ponte de pie y date la vuelta.

Asi lo hizo, Yo me levanté tambien y le mire la espalda. Seguia teniendo algunos granitos, pero tenian buen aspecto.

-Todo en orden, hija. Y ahora…te haré un repaso a todo el cuerpo. Giraté, hija.

Mi hija se giró.

-Levanta los brazos.

Asi lo hizo. Comencé a tocarle las axilas y los brazos. Buscaba cualquier cosa rara. Volvi a tocarle los pechos. La verdad es que me sentia tan orgullosa de sus pechos, que me agradaba tocarselos otra vez. Era un orgullo para mi tener en mis manos esos pechos tan tiernos y bonitos. Porque eran de mi hija.

-Que pechos tan bonitos tienes, hija.

-Mamá…!!!! No digas eso.

-¿Por qué? Es la verdad. Tienes un cuerpo muy bonito. To novio tiene mucha suerte.

Se puso colorada. Decidí que era mejor no seguir lanzadole alabanzas. Todavia seguia nerviosa.

Despues de explorar nuevamente sus pechos, me senté. Ella seguia de pie ante mi. Delante mio estaba su sexo. Depilado, como ya habia dicho. Mire fijamente el coño de mi hija. Tenia una franja de vello púbico largo y estrechito. Pusé mi mano de madre en su coño. Y con las yemas de los dedos acaricié sus labios vaginales.

Me ilusionaba ver y tocar aquello, y todo el cuerpo de mi hija. Me hacia mucha ilusión poder hacerlo. Ver ese coño de mi hija, de mujer adulta. Ya no era mi niña que yo bañaba en la bañera de pequeñita. Se habia convertido en toda una mujer. Su coño, donde imaginaba debia de haber sido penetrada por su novio muchas veces. Para el chico debia de ser un placer poder mantener sexo con mi hija. Y me imaginaba un pene largo y robusto entrando en ese secreto lugar.

-Me haces cosquillas, mamá…

La miré. Mi hija reia. Pero ahora de una forma relajada.

-¿Qué? ¿ya no estas tan nerviosa?

-Pues ya no tanto, mamá. Como llevamos ya un rato, ya estoy más acostumbrada.

-Que tonta eras. Ninguna vergüenza tienes que tener por mostrar tus bonitos encantos, y menos a tu madre.

Mientras decia esto, mis manos rodearon su culito. Bajé otra vez la vista nuevamente hacia su sexo. Pero que bonito era. Sin pensarlo, acerqué mi boca y con la lengua comencé a lamerselo. Yolanda dio un pequeño brinco. La miré. Seguia sonriendo. Yo la sonreí tambien. Volví nuevamente mi boca al coño de mi querida hija. Se lo lamí con lentitud y suavidad. La punta de mi lengua queria entrar en su lugar secreto. Pero no podia, asi que con los dedos de mi mano me ayudé. Metí un par de dedos por su rajita y separé un poco sus labios vaginales. Mi lengua pudo entrar entonces algo más. El olor que el coño de mi hija desprendia era fresco y nuevo para mi.

-¿Estas bien, hija? ¿Quieres que terminemos aquí?

-Como tu has dicho antes, mamá, soy tu hija. Puedes seguir haciendo lo que quieras. Mi cuerpo es tuyo.

No sabia muy bien lo que estaba pasando. Comenzaba a excitarme mucho. ¿Estaba teniendo relaciones sexuales con mi propia hija? No podia ser. Pero asi era. Le habia lamido

el coño. Y la verdad es que tenia ganas de hacer más cosas con ella.

-Vamos a seguir un poco más, hija mia.

Me levanté, y como siguiendo un impulso, comencé a desvestirme.

-Si como madre tengo derecho a verte desnuda, tu tambien tienes derecho a ver a tu madre desnuda.

Me quite la falda, los zapatos y la blusa. Llevaba medias, que con lentitud y cierto toque sexy me quité. Mirando fijamente a los ojos de mi hija, me quité las ultimas prendas intimas. Ambas nos quedamos mirandonos de pie, una frente a otra. Desnudas y felices.

-Mamá…he salido a ti. Tu tambien eres muy guapa.

-Vamos hija. Mi tiempo ya pasó. Mis tetas estan algo caidas, y estas arrugas que tengo aquí y allá son muy evidentes para cualquiera.

Yolanda se acercó y me cogió los senos. Los acarició. Me miraba sonriente. Yo le devolvia la sonrisa. Acercó su boca a ellos y los chupó curante un largo rato. Yo me retorcia de placer.

-Hija…

-Saben muy bien tus pechos, mamá…

-Agachaté, hija. Agachaté y haz lo que quieras.

Se agachó. Hizo lo mismo que yo le habia hecho. Metió sus dedos en mi rajita y separó mis labios vaginales. Sentí como su lengua entraba y se movia. Pero no se conformó con eso. Una vez más metió sus dedos en mi coño, más adentro. Metió uno, dos…hasta tres dedos. Estuvo acariciando el interior de mi vagina durante un rato, mientras yo seguia deshaciendome de placer.

-El coño de mi madre…De aquí salí yo hace 28 años…Como me gustaria entrar…

Y lo hizo cuanto pudo. Su lengua, sus dedos, su boca…Me lamió y succionó el coño todo lo que quisó. Despues de mucho rato, seguimos disfrutando del sexo entre ambas. Una vez acabamos, nos bañamos juntas, pues estabamos sudorosas y cansadas.

-Hija, podemos repetir esto alguna vez. Ha sido muy bonito.

-Si, mamá. Tenemos que volver a hacerlo.

-Pero si puede ser, con tu hermana tambien. Os quiero a las dos, hija. Ella tambien deberia de compartir esto tan hermoso que hemos tenido.

-Yo hablaré con ella, mamá. Me gustará mucho que mi hermana se una a nosotras…