Vamos al cole
Vamos al cole
Que manera de comenzar la semana!!!!! Pensaba Carlos mientras se bebía el café con leche corriendo de un lado a otro mientras trataba de poner orden en casa, sus dos hijos cuando se ponían pesados le volvían loco, no le hacían ni caso e iban del baño a la cocina y de allí al salón sin hacer nada que no fuese sacarle de quicio.
Además al llegar al trabajo tenía que realizar una presentación que le había tenido todo el fin de semana ocupado y robándole horas de sueño.
Cuando por fin les consiguió adecentar y asegurarse de que no se olvidasen nada, les metió en el coche y emprendió el camino del colegio. Nunca le había gustado aquel colegio, pero su mujer Pili, se empeño en matricularles allí, tiene un gran prestigio, le había dicho ella. Inútil discutir acerca del precio, de que no estaba cerca, de que no había manera de aparcar en los alrededores, ya había decidido que estudiarían en aquel colegio que a él le parecía una fábrica de insufribles pij*s.
Como era normal no consigió aparcar cerca y tras dar un par de vueltas intentándolo, aparcó en doble fila, de mala manera. Cogió a los niños y los sacó en volandas del coche, sólo me faltaba llegar tarde, mascullaba entre dientes tirando de ellos hacia la puerta cuando la vió unos metros más adelante. Una mujer de esas que no pueden pasar desapercibidas por mucho que lo intente. Caminaba de la mano de una niña, bromeando y riendo. Le acabaría pillando el gusto a esto de traer a los niños al cole, si todos los días la viese dejaría de quejarme, pensó.
Al pasar a su lado la niña saludó a su hijo pequeño.
-Hola Fernan, dijo sonriendo.
-Hola María, respondió el niño.
De repente dejó de tener tanta prisa….se fijó en ella más detenidamente, no destacaba por nada en especial, pero en conjunto era una maravilla. Alta, el pelo castaño cayendo sobre sus hombros, enmarcaba una cara sonriente, solo se permitía una concesión al maquillaje, rojo en los labios, el resto aparecía limpia, ni rastro de colorete, rimmel, ni nada parecido, un vaporoso vestido corto, ceñido a una cintura que resaltaba unas caderas rotundas, y unos zapatos de tacón eran suficientes para que los padres que en ese momento llevaban a sus hij*s al colegio la miraran con deseo mal disimulado. Él no fue menos, el escote dejaba ver que su pecho era generoso e hizo esfuerzos para no ser demasiado descarado, y mientras los niños seguían hablando animadamente, él se presentó.
-Hola soy Carlos, el padre de esa fiera que a veces responde al nombre de Fernan.
Ella sonrió y pasó su mano por el pelo del niño despeinando un poco más sus rizos rebeldes.
-Es un encanto de niño, dijo mientras le miraba con aquellos ojos oscuros.
Rieron las ocurrencias de los niños que se adelantaron un par de pasos para entrar el el colegio, sin darse cuenta ya estaban en la puerta del colegio, les dió dos besos y deseó que pasasen un buen día.
Esperó dos segundos y cuando se mezclaron con la marabunta que se perdía tras la puerta se dio media vuelta y se disponía a volver al coche para ir al trabajo cuando oyó la voz de la madre de María.
-Cuanta prisa tienes, ni presentarme me dejas.
Al volverse se la encontró caminando en su misma dirección.
-Me llamo Silvia, no me he presentado antes.
-Encantado, Silvia. -maldijo la presentación del trabajo en sus adentros, y balbuceó una disculpa-. Tengo una presentación importante en el trabajo y no comenzaré bien si llego tarde, espero que otro día nos veamos.
-Por supuesto, ve con cuidado Carlos.
El camino al trabajo lo hizo en modo automático, su mente no dejaba de pensar en Silvia, en como sería desprenderla de aquel vestido y contemplar su piel….
Afortunadamente la presentación le salió redonda y el día se pasó volando, tenía que preparar un montón de detalles para hacer realidad aquel proyecto que tanto había peleado por conseguir.
Cuando al día siguiente se dirigía a llevar a los niños al cole a medida que se acercaba iba mirando a ver si divisaba a Silvia en las aceras, había pensado en ella varias veces ayer a lo largo del día, le apetecía volver a verla….
No fue hasta que después de dejarles en el cole y volviendo al coche que la vió, hoy era ella la que venía con prisa, venía de frente, a paso ligero, su caminar hacía que fuese aún más sexi, sus caderas y sus pechos se movían con un ritmo hipnótico.
-Buenos días!!!!! -exclamó Silvia- hoy también con prisa?
Pasó a su lado sin detenerse ni darle tiempo a contestar, comenzó a andar en dirección al coche mientraas se encendía un cigarrillo y pensaba en aquella mujer. La de barbaridades que podría hacer con ella. no había caminado más de veinte metros cuando ya estaba a su lado, sonriendo.
-Que tal la presentación de ayer?
-Muy bien, respondió sorprendido. El proyecto es mío, así que fenomenal.
-Me alegra, podemos tomar un café? Hoy me he quedado dormida y no he podido desayunar, soltó de repente.
Carlos no sabía bien que responder….
-Claro, hoy he dejado el coche bien aparcado y tengo un rato antes de empezar.
Fueron caminando hasta una cafetería hablando del proyecto y él trataba de no mirar demasiado descaradamente a sus pechos, hoy se movían más de lo que sería normal y su mente daba mil vueltas pensando en ello.
Entraron en una cafetería y se sentaron, al quitarse ella la chaqueta fue evidente, no llevaba sujetador, sus pezones se marcaban timidamente en la camiseta blanca, unos vaqueros muy usados y unas deportivas eran su vestimenta de hoy, su polla se puso dura al instante, al notar ella su mirada, sonrió y le dijo acercándose a él.
-Hoy con las prisas se me olvidó ponérmelo, no me lo tengas en cuenta. Y dejó escapar una sonrisa que no hizo otra cosa más que ponerle la polla aún más dura de lo que ya estaba.
-No sé si dejarlo pasar, respondió, seguiendola el juego. Ambos rieron y mientras daban el primer sorbo al café se miraban a los ojos, los de ambos chispeaban, y eso le animó. Es lo único que se te olvidó?
Casi al instante se arrepintió de haberselo preguntado, pensó que ella se levantaría y le dejaría sentado, al fin y al cabo, casi ni la conocía, pero no fue así, ella fijó su mirada y respondió en un tono muy bajo.
-Hace tiempo que no uso, no es olvido.
Carlos enrojeció de repente, notaba el calor en sus mejillas, la polla dando saltos y las dudas atropellaban sus pensamientos. Que no usaba? Sujetador? Braguitas?
-Te refieres a…..?
-A que solo uso suje…..Sus ojos permanecían mirándole, casi sin pestañear, la taza entre las manos y Carlos no sabía muy bien que hacer. Echaba el resto? Había una retirada digna?
-La verdad, el cuerpo que tienes, merece que lo disfrutemos como es debido, al natural.
-Los artificios no son lo mío, prefiero lo natural.
Pasó un cuarto de hora de charla cada vez más cachonda, finalmente se levantaron para salir y al ponerse ella la chaqueta nuevamente se marcaron sus pezones en la camiseta, esta vez más evidentes, más abultados, y la mirada de Carlos ya no disimuló, se posó en ellos, cuando Silvia se abrochó la chaqueta, él también se levantó, el bulto de su pantalón también era evidente.
-Disimular tampoco es lo tuyo, verdad? Le dijo Silvia mientras se reía abiertamente.
Al pagar los cafés, pudo ver la mirada de deseo que el camarero la lanzó.
Cuando salieron él fue a despedirse para ir a trabajar, pero ella esperaba otra cosa.
-Bueno Silvia, he de ir a trabajar. -Empezó a decir Carlos.
-No puedes hacer otra cosa? -Respondió ella.
-Silvia……puedo hacer muchas, otra cuestión es si eso es posible.
-Si no lo intentas, nunca lo sabrás.
-Los deseos son otros.
-Tal vez sean los mismos, no crees?
-Sería extraño, no soy convencional.
-Crees que no usar braguitas es lo convencional?
Carlos dudaba, nunca había puesto los cuernos a Carmen, la quería, pero Silvia había conseguido excitarle de tal manera que deseaba tener un encuentro con ella, casi para que viese que sería el último.
-No tiene nada de convencional, es cierto. Dónde crees que podríamos estar tranquilos?
-En mi casa, María no viene a comer y …..
-Dame un minuto, la cortó Carlos. Llamo al trabajo.
Llamó y dijo que esta mañana no podría ir, se sacó una excusa con los materiales del proyecto y dijo que después de comer iría por la oficina. Al colgar la miró.
-Vamos en mi coche? Su tono había cambiado, era más serio, incluso Silvia creyó distinguir un tono muy familiar.
-Perfecto, donde lo tienes?
-Aquí mismo.
El trayecto hasta la casa de Silvia fue en silencio, un poco tenso…menos mal que fueron seis minutos hasta una urbanización a la que se accedía por un garage, Silvia abrió la puerta.
Es el tercero izquierda, dijo cuando Carlos apagó el motor, espera unos segundos cuando suba yo.
Carlos la vió salir del coche, hoy apreciaba mucho mejor su culo, los vaqueros eran perfectos para resaltarlo, realmente tenía un culo como los que le gustaban, potente, rotundo, nada de esos culitos sin carne a los que agarrarte. Dejó pasar tres minutos antes de subir. Tocó el timbre y cuando la puerta se abrió…..Silvia estaba espectacular. La camiseta blanca que llevaba antes y unos pantaloncitos, blancos, amplios y muy cortos era su única vestimenta. Sonrió y se apartó para que entrara.
Entró y ella cerró la puerta.
-Todavía lo puedes pensar -dijo carlos a modo de presentación-.
-Ya lo he pensado.
Al pasar al salón Carlos se quitó la chaqueta y ella se sentó en el sofá, él se acercó y ell sin mediar palabra puso su mano en el bulto del pantalón, era grande como las que adoraba que la rompiesen el alma mientras su marido miraba, un cornudo impotente, y aún así, la hacía feliz.
desabrochó el cinto y el botón del pantalón, bajo un poco ñla cremallera y los calzoncillos aparecieron ante sus ojos, era más grande de lo que pensaba….Carlos se desprendía de la camisa mientras ella acariciaba su polla que ya dejaba escapar un hilillo de líquido preseminal, Silvia sacó su lengua y lo recogió con la punta, lo saboreó mirando a Carlos a los ojos.
-Está rico, zorrita?
Ella sonrió al oir esas palabras, la ponían como loca, era oirlas y su coñito empezaba a segregar jugos. Asintió y de nuevo su lengua se acerco a aquella polla tan hermosa, la pasó por el capullo rosado y jugueteó en el frenillo, Carlos suspiró.
-Vas a ser una buena putita y la vas a comer como si fuese la última de tu vida.
Pasó su mano por el pelo y agfarrandola empujó suavemente su cabeza hacía aquella polla que empezó a tragar, tenía que abrir la boca a conciencia, era gruesa y notaba las venas en la lengua, él seguía empujando firmemente, sin pausa. hasta que al llegar a la mitad tiró del pelo y la obligó a sacársela, era él quién marcaría el ritmo.
Y así fue, Carlos manejó la cabeza de Silvia con su mano derecha en el pelo, había agarrado su melena enrrollándosela en la mano y empujaba y tiraba de su pelo, acompañando con sus caderas la mamada, cada vez eran más profundas, y la obligó a acompasar la respiración a las embestidas de aquella polla en su boca, hasta que su saliba lubricó gran parte de la misma, entonces la embestida fue más lenta, pero más profunda, no paró hasta que su nariz se pegó a su pubis, Silvia sentía arcadas, babeaba y lloraba, pero carlos apretaba su nuca contra él, cuando aflojó un reguero de babas cayó sobre su camiseta, los pezones se empezaron a trasparentar, Carlos la dijo.
-Estás bien?
Asintió con los ojos llorosos y una sonrisa.
-Me encanta.
El ritmo fue en aumento, durante unos deliciosos minuto carlos no creía lo que estaba sucediendo. Silvia se estaba comiendo su polla entera, sin protestar, babeando y atragantándose al hacerlo, pero su cara era de felicidad, parecía gustarla lo que hacía. Cuando estimó oportuno la hizo tumbarse en el sofá, la sacó la camiseta y pudo ver aquellas tetas sin la tela tapándolas, eran magníficas, unas aureolas grandes y rosadas con unos pezones gordos y prominentes, parecían pedir mordiscos. La quitó los pantaloncitos y al ver aquel coñito rosado, brillante, no pudo evitar tocarlo, estaba muy mojado, acercó su boca y lo probó, su sabor era delicioso, un manjar, se acomodó sobre ella y se fundieron en un 69….ella nuevamente se tenía que amoldar al ritmo que imprimía Carlos a sus caderas, haciendo que su polla la provocara arcadas y lágrimas al atravesar su garganta, pero lo que era una locura era cómo le estaba comiendo el coño, la estaba volviendo loca, su lengua jugaba con el clítoris, lo golpeaba como si fueera un pequeño látigo, se corrió dos veces y Carlos empezó a usar sus dientes, atrapaban su clítoris y mientras su lengua lo golpeaba provocando orgasmos casi contínuos, su coño era un charco y carlos saboreaba aquellos fluídos.
Después de perder la cuenta de los orgasmos de aquella forma carlos se incorporó y la hizó apoyarse en el respaldo del sofá, el mismo daba a la ventana….estaba viendo a la gente caminar por la calle, carlos se colocó a su espalda y la preguntó.
-Sabes lo que te espera ahora guarrilla?
Silvia era perfectamente consciente de que era lo que Carlos iba a hacer.
-Claro que lo sé, y quiero que no tengas piedad.
Sonó un azote y sus manos grandes y fuertes agarraron sus nalgas separándolas. Notó como la cabeza de la polla de carlos se apoyaba en la entrada de su coño, no espera eso, pero antes de que pudiese decir nada un pollazo de carlos la había atravesado por completo, de una sola estocada había llegado hasta casi su útero, notaba como le ardía, la agarró por el pelo y susurró.
-Te voy a dar lo que nunca te han dado, putita.
Joder!!!!!!! Era cierto!!!!!! Los tíos que la follaban delante de su marido lo hacían bien, pero ella lo deseaba más duro, más salvaje y carlos era lo que estaba haciendo, la follaba sin compasión, de vez en cuando un azote resonaba en el salón y hacía arder sus nalgas, la polla estaba cada vez más dura, y el capullo la llegaba hasta el útero, provocándola nuevos orgasmos, y que su flujo cayera sobre el tapizado del sofá.
La gente pasaba por la calle ignorante de lo que sucedía en su salón incluso una vecina asomada enfrente miraba en su dirección sin ver como la estaban destrozando el coño. carlos notaba como su orgasmo no tardaría en llegar y decidió que quería correrse en su culo.
Sacó su polla, perfectamente lubricada tras tanto orgasmo de Silvia y apoyando el capullo en aquel culito tan delicioso agarro sus nalgas y las separó empujando firmemente notaba la resistencia inicial, Silvia gimoteaba.
-Me vas a partir el culo, por favor….
-Calla un poco y aguanta, perrita, un azote la agarraba del pelo y hundía su cabeza en el sofá, hasta que llegó al fondo. No pensaba que ya había llegado, ella misma se sorprendió de lo fácil que había encajado aquella polla en su culo, territorio casi virgen, sólo unos pocos afortunados habían podido disfrutar de él.
Carlos bombeaba ritmica y profundamente, azotaba sus nalgas que a estas alturas presentaban un rojo vivo, y empezó a notar otro orgasmo crecer dentro de ella, cuando lo dijo en voz alta, su voz sonó a rota, me voy a correr dijo entre sollozos y Carlos aceleró de tal forma que notaba arder su culo, se lo estaba destrozando y le encantaba aquello.
Cuando carlos empezó a gruñir entre espasmos Silvia se corrió como una posesa, entre convulsiones y gemidos.
Ambos estuvieron un buen rato tratando de recuperar la respiración……